Métodos de amortización. ¿Cuál interesa más?

Abordaremos hoy un tema al que no se le suele dar mucha importancia pero que puede tener transcendencia a la hora de planificar y distribuir en el tiempo nuestra declaración de impuestos, ya que un buen ajuste entre ingresos y gastos puede tener un efecto positivo en la cantidad a tributar por nuestra empresa.

Nos referimos a la amortización de los elementos del inmovilizado y a los distintos métodos existentes, analizando éstos y viendo en qué circunstancias empresariales sería aconsejable uno u otro.

Como introducción, recordaremos que existen dos tipos de amortización:

• La realizada contablemente en función de la vida útil de los bienes y de su valor residual, que responde a la depreciación que normalmente sufren los elementos del inmovilizado por su funcionamiento, uso y disfrute.
• La permitida fiscalmente y que responde a criterios de la autoridad fiscal para "incentivar" o "redirigir" ciertas conductas empresariales en función del interés económico, social y medioambiental de ésta.

La una y la otra no tienen por qué coincidir y es por este motivo por el que se producen los ajustes extracontables en la declaración de impuestos. No obstante, a nivel fiscal existen unos tramos máximos y mínimos de amortización, los cuales deberemos cumplir bien por adecuar la amortización contable a éstos, bien mediante ajustes extracontables en el impuesto si existiera discrepancia entre una y otra. Asimismo, fiscalmente existen ciertos incentivos (aceleración y/o libertad de amortización) cuya aplicación es opcional para el contribuyente y que no tienen reflejo en la contabilidad.

De esta manera, si nuestra amortización contable está por debajo de la permitida fiscalmente, podremos "rebajar" nuestra base imponible del impuesto mediante un ajuste negativo de la misma. No obstante, hemos de tener claro que este ajuste negativo lo tendremos que revertir pasados unos años, cuando hayamos amortizado el elemento fiscalmente y sigamos amortizándolo contablemente. La ventaja fiscal es pues, diferir el pago del impuesto varios años, hecho nada desdeñable debido a los índices de inflación que estamos teniendo últimamente.

Visto someramente el aspecto fiscal de la amortización y su aplicación potestativa, nos ceñiremos en este comentario a la amortización contable regulada en la Norma de Registro y Valoración 2ª del PGC Pyme, y a analizar qué método de amortización de los permitidos legalmente se ajusta mejor a nuestra empresa, según sus características específicas, para poder ajustar de la manera más satisfactoria posible los ingresos y gastos, y así el beneficio a tributar. Haremos un breve repaso a los métodos de amortización más comunes, legalmente admitidos:

1. Método lineal o según tabla integrada en el artículo 12.1 b) de la LIS: El importe total a amortizar se divide entre el número de años (uno situado entre el máximo y mínimo de la tabla) y esa cantidad fija es en la que se amortizará cada año hasta su finalización. Es el de mayor simplicidad administrativa y contable.
2. Método a porcentaje constante, según artículo 12.1 b) de la LIS: Es un método regresivo que determina cuotas decrecientes. La base para amortizar vendrá dada cada año por el valor pendiente de amortización (valor contable) del elemento patrimonial. Tiene cierta complejidad administrativa y contable.
3. Método de números dígitos 7 detallado en el artículo 6 del RIS: Puede determinar cuotas crecientes o decrecientes. Es el que más complejidad administrativa y contable tiene.

Veamos un ejemplo donde se aplican estos 3 métodos, remarcando que solo tendremos en cuenta el criterio contable (años de vida útil contrastada) para determinar la amortización.

Como podemos apreciar en el ejemplo anterior, al final, el gasto total por amortización del inmovilizado va a ser el mismo en todos los métodos de amortización estudiados, pero al elegir entre uno u otro podremos adecuar de una forma satisfactoria los ingresos previstos con los gastos de amortización.

Hemos optado por estos tres métodos de amortización por ser aceptados completamente por la Administración tributaria, evitando así el tener que realizar ajustes fiscales a la hora de realizar la correspondiente liquidación de impuestos. Asimismo, por este motivo, no hemos tenido en cuenta las posibles ventajas fiscales a aplicar (aceleración y/o libertad de amortización), que pudiera tener la empresa en cuestión.